Hace 5 años pensaba ésto que reproduzco y que sigo suscribiendo:
"En estos tiempos en que el azote terrorista pretende socavar los cimientos del Estado de Derecho que los españoles nos hemos dado democráticamente, es necesario que todos los que amamos la libertad y la democracia, donde quiera que nos encontremos, demos un paso al frente contra tanta barbarie y sinrazón.
No debemos asumir como un ingrediente más de nuestra actividad cotidiana las tremendas escenas de terror que contemplamos con demasiada frecuencia en los medios de comunicación. Esa indignación que nos invade a todos los ciudadanos de bien debe traducirse en claras actitudes de rechazo ante tanta irracionalidad.
No podemos olvidar que en estos momentos hay ciudadanos vascos, algunos de ellos ilustres, que se han visto en la necesidad de exiliarse fuera del País Vasco y de España porque su vida corre peligro por el único y elemental argumento de pensar de forma diferente que los talibanes de la violencia que amedrentan, extorsionan y asesinan a todos los que no comparte su esquizofrenia sangrienta y totalitaria. Todos estos ciudadanos merecen y a la vez necesitan el apoyo de sus compatriotas donde quiera que se trasladen –dentro o fuera de España- Los que han abandonado España por este motivo deben saber que cuentan con el aliento solidario de los españoles que viv3en y trabajan fuera de España. Porque en estos momentos en los que no existen razones objetivas, de tipo fundamentalmente económico y social que obliguen a los españoles a salir del territorio nacional para labrarse un bienestar resulta intolerable para la salud democrática de España, o de cualquier otro país civilizado, asistir impertérritos a la diáspora de ciudadanos –sea cual sea su condición- a causa de que ven socavado de forma sistemática el más elemental de los derechos de una persona, el derecho a la vida, máxime si ello es como consecuencia del ejercicio de su propia libertad de expresión y pensamiento. No podemos permanecer al margen de la batalla que se está librando en España por la defensa de la vida, la libertad y la democracia.
A este respecto, conviene no olvidar que el afianzamiento del escenario democrático, como lugar común de encuentro entre ciudadanos libres, es la condición necesaria, previa siempre a cualquier posicionamiento político o lectura doctrinal; por consiguiente, cualquier ejercicio dialéctico que pretenda mezclar ambas cuestiones no puede entenderse salvo en el marco de la intolerancia y el totalitarismo, ambos profundamente antidemocráticos.
En consecuencia, los que se consideren demócratas antes que cualquier otra cosa, sean funcionarios, emigrantes o de cualquier condición, tanto da, deben arrimar el hombre en defensa de la democracia y las libertades de la única manera que puede hacerlo un ciudadano que es mediante el firme testimonio de su presencia donde quiera que sea necesaria".
Diciembre 2000